miércoles, 25 de mayo de 2011

Adaptaciones



Cuando se trata de adaptaciones al celuloide surgen un sinfín de puntos de vista al respecto. De un lado se posicionan los que no están de acuerdo con que se adultere demasiado el texto de origen y del otro los que defienden la obra cinematográfica como un trabajo independiente frente al texto literario y, por lo tanto, una obra totalmente distinta.

Si bien es cierto que hay adaptaciones que por su cercanía al texto son consideradas fieles al original también existe otro tipo que aun alejándose de este consiguen transmitir la idea del autor literario. Tenemos  ejemplos de adaptaciones que  han tomado alguna idea del texto base y a partir de ahí han desarrollado una historia diferente como por ejemplo Forajidos, película basada en el relato The killers de Hemingway. El guionista se sirvió del texto para gestar los diez primeros minutos de metraje partiendo de la premisa de dos sicarios en busca de su victima para elaborar una serie de tramas y personajes con los que dar una continuidad al relato de Hemingway a la vez que una versión del final inacabado del texto. 

Son muchos y muy variados los mecanismos de adaptación al cine de una obra literaria, y depende del criterio, los recursos y la capacidad de ingenio del director y adaptador conseguir un trabajo más o menos logrado. Lo realmente interesante no es ya investigar si es una adaptación más o menos fiel sino qué se ha conseguido y a través de qué mecanismos (reducciones, ampliaciones, cambio de punto de vista, voz en off, visualizaciones...).

viernes, 13 de mayo de 2011

Recordando las primeras Jornadas

Gracias a vuestra colaboración e interés, estas Jornadas han resultado en un éxito y un gran motivo de satisfacción para nosotros. Ahora es el momento de mirar atrás y recordar las adaptaciones cinematográficas que marcaron el inicio de este proyecto hace más de un año...


Todo empezó con Un perro andaluz, una obra que abandonaba las ataduras de lo moral para, según palabras de su director, "provocar en el espectador reacciones instintivamente de atracción o repulsión". La poesía más vanguardista e irracional se materializaba en imágenes de la mano de Buñuel y Dalí.



La triste realidad histórica de los oprimidos y los opresores que Delibes reflejó en su magnífica obra saltó a la gran pantalla con la dirección de uno de los mejores adaptadores de nuestro país: Mario Camus. Los santos inocentes fue la protagonista indiscutible de la segunda sesión de nuestras jornadas.


Tenesse Williams y Richard Brooks bajaron el telón de este encuentro con un clásico cinematográfico que alcanzó la inmortalidad gracias a la exquisita adaptación de sus profundos diálogos y a la química interpretativa de la pareja protagonista: la mirada seductora de Paul Newman y los bellos ojos violeta de Elizabeth Taylor.

Recuerdo de las II Jornadas de Literatura y Cine

El recuerdo que nos han dejado las Jornadas de Literatura y Cine es de un clima muy agradable propiciado por unos asistentes tan entrañables como participativos. Tuvimos entre nosotros no solo a alumnos de la Universidad de Málaga sino que disfrutamos también de la compañia de alumnos del Aula de Mayores. Nuestro colaborador Pedro se encargó de retratar el evento con las siguientes fotografías aquí publicadas.






Reflexión de Laura Porrino

Nos alegra saber que las II Jornadas de Literatura y Cine no solo se desarrollan durante el espacio de los dos días en que se han celebrado en el Aulario María Zambrano sino que el interés continúa en nuestros asistentes de forma activa enviándonos sus comentarios e inquietudes en torno a las Jornadas. Aprovechamos esta oportunidad para extender la invitación a todos nuestros lectores a participar en los contenidos del blog enviándonos sus comentarios y reflexiones que gustosamente recepcionaremos y publicaremos.

Laura Porrino, alumna de la Universidad de Málaga, nos ha hecho llegar esta interesante reflexión que adjuntamos. Esperamos que nuestros lectores se animen, como Laura, a comentar sobre un tema tan apasionante y prolífico como son las relaciones entre Cine y Literatura.

En primer lugar quería decir que me han parecido muy interesantes estas jornadas de cine, las películas y las presentaciones que se han hecho. Ayudan al alumno a ampliar su mente y ver nuevas posibilidades. Yo personalmente he aprendido que la literatura y el cine no están tan lejanas y que para ser una buena filóloga hay que tener también conocimientos de otros campos cercanos, como en este caso es el cine. Las adaptaciones de novela o teatro al cine no son fáciles y el adaptador debe tener muchas nociones sobre ambos campos. Por ello me llamó mucho la atención la magnífica labor de adaptación que se da en las dos películas, tanto en Los forajidos como en La venganza de Don Mendo. Es verdad que siempre había pensando en Fernán Gómez como actor pero nunca en director o adaptador. Es un nuevo aprendizaje.

De Los forajidos me resultó curioso el texto de Hemingway porque yo lo había leído antes para un trabajo de la Universidad. En concreto para el análisis de un cuento de Jorge Luis Borges, La espera. En él, un hombre del cual no sabemos su nombre verdadero porque se hace pasar por el nombre de su enemigo (Villari), espera en la habitación del hotel, que sus verdugos lo maten. Al amanecer siempre tiene el mismo sueño, que Villari y un desconocido llegan a la habitación y lo matan. Un día este sueño se cumple y le pide a sus enemigos que "esperen" que se dé la vuelta para: imaginar que éste también ha sido un sueño, para que tengan compasión o porque es menos duro enfrentarse a la realidad que en el sueño. Esto también se puede asemejar al cuento de Hemingway, donde Burt Lancaster espera morir. Incluso se puede ver en otros cuentos de Borges como El milagro secreto, donde un condenado a muerte espera también su final, o también Funes el memorioso, El muerto o Avelino Arredondo. Un hecho curioso es que el cuento de Hemingway es de 1927, mientras que el cuento de Borges es de 1950. Muchos críticos piensan que se pudo inspirar en Hemingway. Además, si leemos el cuento las conexiones quedan claras.

Por último, quería comentar que en La espera también se hace mención a un
personaje de La divina comedia, a Ugolino, que se encontraba en el noveno círculo del infierno porque era el lugar donde iban a parar los condenados a traición, como Burt Lancaster o Villari. Burt Lancaster traicionó a su grupo, mientras que Villari traicionó también a sus compañeros del hampa. Ambos huyen lejos para no ser atrapados pero en el fondo saben que el tiempo pasa, que será inevitable huir porque acabarán encontrándolos. Ugolino sería la representación de la traición y también del tiempo que nos devora hasta la muerte. ¿Pero quién fue en realidad Ugolino? Ugolino della Gherardesca era de una noble familia de Pisa que se pasó al bando güelfo con su yerno Giovanni Visconti. Posteriormente, tomó Pisa de forma tiránica. Más tarde sus enemigos, en su mayoría gibelinos consiguieron quitarle a traición el poder, bajo la dirección del arzobispo Ruggieri. Ugolino fue encerrado en la torre de Pisa junto a sus dos hijos y sus dos nietos y todos ellos terminaron muriendo de hambre. Dante lo sitúa en el infierno, comiéndose la cabeza de Ruggieri, por la traición que hizo a su yerno.

Otra conexión con Ugolino en La espera se puede ver en que éste también sueña que su enemigo lo mataba: verso 26-39: “cuando un mal sueño tuve / que me rasgó los velos del futuro. / Éste me apareció señor y dueño, / a la caza del lobo y los lobeznos / en el monte que a Pisa oculta Lucca. / Con perros flacos, sabios y amaestrados, / los Gualandis, Lanfrancos y Sismondis / al frente se encontraban bien dispuestos. / Tras de corta carrera vi rendidos / a los hijos y al padre, y con colmillos / agudos vi morderles los costados. / Cuando me desperté antes de la aurora, / llorar sentí en el sueño a mis hijitos / que estaban junto a mí, pidiendo pan" (versos 26-39 de La divina comedia).

En conclusión, quería hacer esta aportación al blog porque me había parecido curiosa que del cuento de Hemingway se hubiera hecho esta película, y además tan bien hecha. También quería compartir con todo el que leyera el blog el cuento de Borges porque merece la pena conocerlo. Se puede reflexionar mucho sobre las ideas que el genial Borges nos deja en cuento. Dejo aquí un enlace al cuento, que es cortito y se lee rápido:

http://www.lainsignia.org/2001/mayo/cul_032.htm

También copió este poema de Borges,que se titula La espera:

Antes que suene el presuroso timbre
Y abran la puerta y entres, oh esperada
Por la ansiedad, el universo tiene
Que haber ejecutado una infinita
Serie de actos concretos. Nadie puede
Computar ese vértigo, la cifra
De lo que multiplican los espejos,
De sombras que se alargan y regresan,
De pasos que divergen y convergen.
La arena no sabría numerarlos.
(En mi pecho, el reloj de sangre mide
El temeroso tiempo de la espera.)
Antes que llegues,
Un monje tiene que soñar con un ancla,
Un tigre tiene que morir en Sumatra,
Nueve hombres tienen que morir en Borneo.

Un saludo y gracias por las jornadas.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Cavilaciones de Fernán-Gómez sobre su adaptación de "La venganza..."




“[La venganza de don Mendo] pretende articular la sátira paródica
de una representación convencional de una obra que, en origen, es ya
una parodia de los modos teatrales del drama romántico del siglo XIX.
Una apuesta que exige un alto grado de estilización y, sobre todo, que
precisa poner en evidencia los resortes y los mecanismos de esa
representación. [...] El ensayo resulta desconcertante.”

["Los caminos del heterodoxo", en Fernando Fernán-Gómez. El hombre que quiso ser Jackie Cooper, pág. 34; recogido en Fernando Fernán-Gómez, autor, tesis de Cristina Ros Berenguer, p. 135]


“Cuando se me hizo el encargo pedí un margen de unas semanas
para ver si encontraba un punto de vista que me pudiese gustar. Se me
ocurrió hacerlo como sátira de una representación teatral mala y tosca,
con toques irónicos hacia el cine histórico de masas. También la
utilización del color de una manera muy agradable, en contraste con
lo tosco que es el lenguaje y el humorismo de Muñoz Seca, me parecía
un camino medio aceptable, porque, desde luego, lo que no me
interesaba era la obra en sí.”

[Fernán-Gómez a Antonio Castro, El cine español en el banquillo, Valencia, Ed. Fernando Torres,
1974, pág. 151; recogido en Fernando Fernán-Gómez, autor, tesis de Cristina Ros Berenguer, p. 135]

Ernest Hemingway


Ponemos a vuestra disposición el relato Los asesinos (The killers) de Ernest Hemingway que sirvió como punto de partida para la película Forajidos de Robert Siodmak.



Los asesinos (The killers)
Ernest Hemingway

La puerta del restaurante Henry se
abrió y entraron dos hombres que se
sentaron ante el mostrador.
-¿Qué les sirvo? –preguntó George
-No sé –contestó uno de ellos-. ¿Qué
quieres comer, Al?
-No sé –dijo Al-. No sé lo que quiero
comer.
Afuera aumentaba la oscuridad. Las
luces de la calle se veían por la ventana.
Los hombres leían el menú. Nick
Adams los miraba desde el otro lado del
mostrador. Cuando ellos entraron estaba
hablando con George.
-Una costilla de cerdo con puré de patatas y de manzanas –dijo el primer hombre.
-Eso no está hecho todavía.
-¿Y para qué demonios lo pone en la lista?
-Ese es el menú que empieza a servirse a las seis –explicó George.
-En ese reloj son las cinco y veinte –dijo el segundo hombre.
-Está adelantado veinte minutos.
-¡Al diablo con el reloj! –dijo el primero- ¿Qué tiene para comer?
-Sandwiches de cualquier clase, jamón o tocino con huevos, carne…
-Yo quiero croquetas de pollo con salsa blanca y puré.
-Eso también pertenece a la comida.
-Todo lo que queremos pertenece a la comida, ¿eh? ¡Bonita manera de trabajar tiene
usted!
-Puedo darles jamón o tocino con huevos, hígado…
-Deme jamón con huevos –dijo el hombre llamado Al. Llevaba un sombrero redondo y
abrigo negro cruzado, un pañuelo de seda al cuello y guantes. Su rostro era pequeño y
blanco y tenía los labios apretados.
-A mí huevos con tocino –ordenó el otro. Era aproximadamente de la misma estatura que
Al. Sus caras eran distintas, pero vestían como mellizos. Ambos llevaban abrigos demasiado
ajustados para sus cuerpos. Estaban inclinados hacia delante con los codos sobre el
mostrador.
-¿Tiene algo para beber? –preguntó Al.
-Silver beer, bevo, ginger ale…
-¡He dicho algo para beber!
-Sólo hay eso que dije.
-Este es un pueblo divertido, ¿no es cierto? –dijo el otro- ¿Cómo se llama.
-¿Lo has oído nombrar alguna vez? –preguntó Al a su amigo.
-No –dijo éste.
-¿Y qué hacen por las noches?
-Comen –replicó su amigo- Vienen aquí a darse la gran comilona.
-Eso es –terció George.
-¿De modo que usted se lo cree? –preguntó Al a George.
-Claro.
-Usted es un vivo, ¿no es cierto?
-Sí –dijo George.
-Bueno. Pues no lo es –dijo el hombre- ¿Qué te parece, Al?
-Es un estúpido –dijo Al. Se volvió hacia Nick- :¿Cómo se llama usted?
-Adams.
-Otro vivo –dijo Al-. ¿No es cierto que es un vivo, Max?
-Este pueblo está lleno de vivos.
George colocó los dos platos sobre el mostrador, uno con jamón y huevos y el otro con
tocino y huevos. Al lado puso dos pequeñas fuentes de papas fritas y cerró la ventanilla
que daba a la cocina.
-¿Cuál es el suyo? –preguntó a Al.
-¿No se acuerda?
-Jamón con huevos.
-¡Qué vivo! –exclamó Max. Se inclinó hacia delante y tomó su plato. Ambos comenzaron
a comer con los guantes puestos. George los observaba.
-¿Qué estás mirando? -le dijo Max.
-Nada.
-¿Cómo nada? Me estabas mirando a mí.
-Tal vez el muchacho quería hacerte una broma, Max –dijo Al.
George se rió.
-Usted no tiene que reírse. ¡No tiene que reírse! ¿Entendido?
-Está bien –dijo George.
-¿De modo que piensa que está bien? –Max se volvió hacia Al-. Oye, él piensa que está
bien.
-¡Oh, es todo un pensador! –dijo Al. Siguieron comiendo.
-¿Cómo se llama ese vivo del otro lado del mostrador? –preguntó Al a Max.
-¡Eh, vivo! –dijo Max a Nick-. Vete detrás del mostrador con tu amigo.
-¿Por qué? –preguntó el aludido.
-Por nada.
-Es mejor que vayas –dijo Al. Nick obedeció.
-¿De qué se trata? –preguntó George.
-A usted que diablos le importa. –exclamó Al-. ¿Quién está en la cocina?
-El negro.
-¿Qué negro?
-El que cocina.
-Dile que venga.
-¿Para qué?
-Dile que venga.
-¿Dónde cree que está usted?
-Sabemos muy bien donde estamos –dijo Max-. ¿Acaso parecemos idiotas?
-Hablas como uno de ellos –le dijo Al-. ¿Para qué diablos discutes con el muchacho?
Escucha –dijo a George-. Dile al negro que venga.
-¿Qué van a hacer con él?
-Nada. Usa tu cabeza, vivo. ¿Qué se puede hacer con un negro?
George abrió la ventanilla que daba a la cocina.
-Sam –llamó-. Ven aquí un momento.
Se abrió la puerta de la cocina y apareció el negro.
-¿Qué pasa? –preguntó-. Los dos hombres, con los codos en el mostrador, lo miraron.
-Bueno, negro. Quédate aquí –dijo Al.Sam, de pie, con el delantal blanco lleno de manchas,
miró a los dos hombres.
-Sí, señor –dijo.
Al bajó de su silla.
-Yo me voy a la cocina con el negro y este vivo –dijo-. Vamos a la cocina, negro. Tú síguelo,
vivo.
El hombre entró en la cocina detrás de Nick y Sam. La puerta se cerró tras ellos. Max se
sentó frente a George. No lo miraba, pero sus ojos estaban fijos en el espejo que había
detrás de él a todo lo largo del mostrador.
-Bueno, vivo –dijo Max mirando el espejo-. ¿Por qué no dices algo?
-Y bien, ¿qué pasa?
-¡Eh, Al! –gritó Max-. Este vivo quiere saber qué pasa.
-¿Por qué no se lo dices? –llegó la voz de Al desde la cocina.
-¿Tú qué crees que pasa?
-No lo sé.
-Di lo que piensas, hombre.
Max no apartaba los ojos del espejo mientras hablaba.
-No quiero decirlo.
-¡Eh, Al! Este vivo no quiere decir lo que piensa.
-Te oigo perfectamente –dijo Al desde la cocina. Había abierto la ventanilla por la que
pasaban los platos dejándola trabada con una botella de salsa de tomate-. Escucha, vivo
–dijo a George-. Córrete un poco más hacia la derecha. Y tú, Max, un poco más a la
izquierda-. Procedía como un fotógrafo disponiendo a un grupo para una fotografía.
-Dime, vivo –exclamó max-. ¿Qué crees que va a pasar?
George no dijo nada.
-Te lo diré –dijo Max-. Vamos a matar al sueco. ¿Conoces a ese sueco grande llamado Ole
Andreson?
-Sí
-Viene a cenar aquí todas las noches, ¿no es cierto?
-A veces.
-Y viene a las seis, ¿no?
-Sí
-Sabemos todo eso, muchacho vivo –dijo max-. Hablemos de otra cosa. ¿Va usted al cine?
-De vez en cuando.
-Debería ir más al cine. Las películas son algo muy bueno para un vivo.
-¿Por qué quieren matar a Ole Andreson? ¿Qué les hizo?
-Nunca tuvo oportunidad de hacernos nada. No nos ha visto nunca.
-Y nos va a ver una sola vez –dijo Al desde la cocina.
-¿Y por qué lo van a matar entonces?
-Por un amigo. Sólo para vengar a un amigo, vivo.
-¡Cállate! –gritó Al-. Hablas demasiado.
-Bueno, es para divertir al muchacho. ¿No es cierto?
George miró el reloj.
-Si entra alguien diga que el cocinero se ha ido, y si quiere quedarse le dice que se cocine
él mismo. ¿Entendido, vivo?
-Está bien –dijo George-. ¡Y qué harán con nosotros después?
-Eso depende –dijo Max-. Es algo que sabrás cuando llegue el momento.
George volvió a mirar el reloj. Eran las seis y cuarto. Se abrió la puerta de la calle y entró
un chófer.
-Hola George –dijo-. ¿Hay comida?
-Sam se ha ido. Volverá en media hora.
-Entonces, volveré.
George miró el reloj. Ahora eran seis y veinte.
-Muy bien, vivo –dijo Max-. Eres un caballero.
-Sabía que le volaría la cabeza –dijo Al.
-No –dijo Max-. No da para tanto. El muchacho es bueno, me gusta.
A las seis y media George dijo: “No viene”.
Otras dos personas habían entrado en el restaurante. En una ocasión George fue a la cocina
a hacer un sándwich de jamón con huevos para un hombre que quería llevarlo consigo.
Dentro vio a Al con el sombrero echado hacia atrás, sentado al lado de la ventanilla
que daba al bar, con la boca del gran revólver descansando allí. Nick y el cocinero estaban
espalda contra espalda, amordazado cada uno con una toalla. George cocinó los
huevos y el jamón del sándwich, lo envolvió en papel encerado y lo colocó en una fuente.
Salió de la cocina y lo entregó al cliente, que después de pagar se fue.
-Un muchacho vivo puede hacer de todo –dijo Max-. Harás de alguna muchacha una
esposa feliz, muchacho.
-¿Sí? –dijo George-. Su amigo, Ole Andreson, no va a venir.
-Vamos a darle diez minutos más –dijo Max.
Miró el espejo y el reloj. Las manecillas indicaban las siete; luego las siete y cinco.
-Vamos Al –dijo Max. Será mejor que nos vayamos. No va a venir.
-Dale otros cinco minutos- gritó Al.
Pasados los cinco minutos entró otro hombre y George le dijo que el cocinero estaba
enfermo.
-¿Y por qué no consigue otro cocinero? –preguntó el hombre-. ¿Acaso no es esto un restaurante?
-Vamos Al –dijo Max.
-¿Qué hacemos con los dos vivos y el negro?
-Déjalos.
-¿Te parece?
-Sí. Ya hemos terminado aquí.
-Así no me gusta –manifestó Al-. Sería un error, hablas demasiado.
-¡Oh! ¡Y qué diablos importa! tenemos que divertirnos, ¿no?
-De todos modos, charlas demasiado –dijo Al saliendo de la cocina. El tambor de su
revólver abultaba dentro del estrecho abrigo. Se lo alisó con las manos enguantadas.
-Adiós, vivo –dijo a George-. Tienes bastante suerte.
-Es verdad –afirmó Max-. Deberías apostar en las carreras, vivo.
Salieron. George, a través de la ventana, los vio pasar bajo la luz del farol y cruzar la
calle. Con sus sombreros y abrigos ajustados parecían una pareja de vaudeville. George
entró en la cocina por la puerta de batiente y desató a Nick y al cocinero.
-No me gusta esto –dijo Sam-. No quiero saber nada más de esto.
A Nick nunca le habían tapado la boca con una toalla.
-Oye –dijo-. ¡Qué demonios! -Estaba tratando de hacer creer que no daba importancia a
lo ocurrido.
-Van a matar a Ole Andreson. Lo van a acribillar cuando entre a comer.
-¡Ole Andreson?
-Sí.
El negro se pasaba la punta de los dedos por la boca.
-¿Se fueron? –preguntó.
-Sí, salieron –dijo George.
-No me gusta, no me gusta nada.
-Escucha –dijo George a Nick-. Deberías ir a ver a Ole Andreson.
-Está bien.
-Es mejor que no te metas para nada en esto –intervino Sam-. Mejor que no te metas.
-No vayas tú si no quieres –dijo George.
-Meterse en cosas como ésta no lleva a ninguna parte –insistió el cocinero-. Quédate aquí
tranquilo.
-Voy a verlo –dijo Nick a George-. ¿Dónde vive?
Sam les dio la espalda.
-En la pensión de Hirsch.
-Iré allí.
Afuera, la luz del farol brillaba por entre las desnudas ramas de un árbol. Nick fue calle
arriba caminando por el centro de la calzada y al llegar al otro farol se metió por una
callejuela lateral. Tres casa más allá estaba la pensión. Subió los dos pisos y tocó la campanilla.
Una mujer acudió a abrir.
-¿Está Ole Andreson?
-¿Quiere verlo?
-Sí, si está.
Nick siguió a la mujer que subió una corta escalera, yendo luego hasta el fondo de un
corredor. Allí golpeó una puerta.
-¿Quién es?
-Alguien quiere verlo, señor Andreson –dijo la mujer.
-Soy Nick Adams.
-Entra.
Nick abrió la puerta y entró en la habitación. Ole Andreson estaba tendido en la cama,
vestido. Había sido boxeador profesional de peso pesado y era demasiado largo para la
cama. Tenía la cabeza apoyada sobre dos almohadas. No miró a Nick.
-Estaba en el restaurante de Henry cuando llegaron dos tipos. Nos ataron a mí y al
cocinero y dijeron que venían a matarte.
Al contarlo le pareció una tontería. Ole Andreson no dijo nada.
-Nos metieron en la cocina –dijo Nick-. Querían acribillarte cuando entraras a comer.
Ole Andreson miró hacia la pared sin decir nada.
-George creyó que era mejor que viniera a decírtelo.
-No puedo hacer nada.
-Te diré como eran.
-No quiero saberlo –dijo Ole. Miró la pared-. Gracias por venir a decírmelo.
-Está bien.
Nick miró al hombre en la cama.
-¿Quieres que vaya a la policía?
-No –dijo Andreson-. No vale la pena.
-¿Puedo hacer algo?
-No. No hay nada que hacer.
-Tal vez no sea más que una fanfarronada.
-No. No es una fanfarronada.
Ole se dio vuelta hacia la pared.
-Lo malo –dijo hablando en la nueva postura- es que no puedo decidirme a salir. He estado
aquí todo el día.
-¿No puedes salir del pueblo?
-No. Se acabó eso de andar dando vueltas de una parte a otra.
Miró la pared.
-No hay nada que hacer ahora.
-¿Podrías arreglarlo de alguna forma?
-No. Me metí donde no debía –hablaba con la misma voz monótona-. No hay nada que
hacer. Puede que más tarde me decida a salir.
-Bueno, me vuelvo con George.
-Hasta luego –le dijo Ole sin mirarlo-. Gracias por haber venido.
Nick salió. Al cerrar la puerta miró a Ole, tirado vestido en la cama y mirando la pared.
-Ha estado todo el día en su cuarto –dijo la mujer que lo esperaba abajo-. Supongo que
no se siente bien. Yo le dije: señor Andreson., debía salir a pasear en un día tan hermoso.
Pero él no tenía ganas.
-No quiere salir.
-Lamento que no se sienta bien. Es un hombre muy bueno. Fue boxeador, ¿sabía usted?
-Sí.
-A no ser por la cara, nadie se daría cuenta –dijo la mujer. Estaban hablando con la puerta
de la calle abierta-. ¡Es tan educado!
-Bueno. Buenas noches señora Hirsch –dijo Nick.
-Yo no soy la señora Hirsch. Ella es la dueña. Yo soy la señora Bell, la encargada.
-Bien. Buenas noches, señora Bell.
-Buenas noches.
Nick caminó por la calle oscura hasta la esquina iluminada por el farol y luego por el centro
de la calzada hasta el restaurante Henry. George estaba detrás del mostrador.
-¿Has visto a Ole?
-Sí. Está en su cuarto y no quiere salir.
El cocinero abrió la puerta de la cocina, desde donde había oído la voz de Nick.
-No quiero ni oírlo –dijo y cerró la puerta.
-¿Se lo has dicho?
-Sí, se lo he dicho. Pero él sabe lo que ocurre.
-¿Qué va a hacer?
-Nada.
-Lo matarán.
-Supongo que sí.
-Debe haber tenido algo en Chicago.
-Me imagino –dijo Nick.
-¡Qué lástima!
-¡Es horrible!
Callaron. George tomó un trapo y limpió el mostrador.
-¿Qué habrá hecho?
-Habrá traicionado a alguien. Ellos matan por eso.
-Me voy a ir de este pueblo –dijo Nick.
-Sí, harás bien.
-No puedo soportar la idea de verlo en su cuarto esperando y sabiendo lo que va a pasar.
¡Es demasiado horrible!
-Bueno –dijo George-. Mejor es no pensar en eso.
(Los cuentos de Malabia)

AVA GARDNER (1922-1990)

Ava Lavinia Gardner, una de las diosas de la belleza de Hollywood, nació el 24 de diciembre de 1922 en Grabtown, Carolina del Norte.

[…] Su gran oportunidad llegaría con la película "Forajidos" (1946), un film realizado por Robert Siodmak que supuso también el descubrimiento de Burt Lancaster. A partir de "Forajidos", Ava Gardner se consolidó como protagonista…

(El Criticón)

martes, 10 de mayo de 2011

Trailer de Forajidos

Forajidos ante el mundo

Tan sólo quedan unas horas para que se inauguren las II Jornadas de Literatura y Cine y se abra el telón de la mano de Ernest Hemingway y la dirección de Robert Siodmak…

¿Qué ha opinado la crítica a propósito de Forajidos?

PREMIOS:

4 nominaciones al Oscar en 1946:

Mejor director

Mejor guión

Mejor Banda Sonora Original

Mejor montaje

LA CRÍTICA OPINA:

Magistral adaptación de un relato corto de Ernest Hemingway con Lancaster como "El sueco" y una bellísima Ava Gardner. En 1964 Don Siegel filmaría otra versión con Lee Marvin y Angie Dickinson. Todo un clásico del género. (FILMAFFINITY)

Obra maestra (...) disecciona la muerte con continuos y hermosos flash backs (Javier Ocaña: CINEMANÍA)

En definitiva, “Forajidos” es una obra maestra del cine negro; gracias al aspecto tenebroso de sus personajes, a una fotografía forzada, al convulso orden de su trama, a una narración que practica la supresión como medio de manejar a la perfección la sorpresa y el suspense, y también al excelente trabajo de un reparto irrepetible. (Eduardo Villanueva: EL CRITICÓN)

¿Y vosotros? ¿Qué opináis?

lunes, 9 de mayo de 2011

Forajidos




FORAJIDOS (1946)
Dirección: Robert Siodmak.
Intérpretes: Burt Lancaster, Ava Gardner, Edmond O’Brien, Albert Dekker.

Sinopsis
Dos individuos entran en una cafetería en un lugar perdido del medio oeste americano. Son asesinos profesionales y buscan a un sueco llamado Ole Anderson (Burt Lancaster). Uno de los presentes corre a buscar al sueco para alertarle, pero éste en lugar de huir, decide resignarse y aceptar su destino.
Esto desencadena una investigación llevada a cabo por el agente de una compañía de seguros, Riordan (Edmond O’Brien), que se ocupa de encontrar a los beneficiarios de la póliza del sueco. De esta forma, Riordan va componiendo las piezas de un complejo puzzle que revela que Ole Anderson tomó parte en un robo de 250.000 dólares y después estafó a la banda y huyó con el botín y con la chica del jefe, Kitty Collins (Ava Gardner)… [EL CRITICÓN]

La venganza de don Mendo (Sinopsis)


"Don Mendo, marqués de Cabra, galante y audaz caballero del medievo castellano, es también un virtuoso de la mandolina y un especialista en escalar torreones. Pero tiene una mala racha; todo lo ha jugado y todo lo ha perdido a las siete y media, y el honor juega y el honor pierde en su última escalada de amor hasta el aposento de su amada y bella Magdalena. Don Nuño Manso de Jarama, padre de Magdalena, ha comprometido la mano de su hija con el Duque de Toro, y sorprende a Don Mendo en la estancia de Magdalena.
Don Mendo dice que nada de amor le ha llevado hasta el Torreón; ha subido para robar. Su amada queda limpia de toda sospecha y él es condenado a morir emparedado. El Marqués de Moncada y otros nobles caballeros, amigos todos de Don Mendo, facilitan su huída. Ha pasado el tiempo y Magdalena sigue siendo tan fiel al de Toro como antes lo fuera al de Cabra. El Rey, es el amante de turno. Un "bellísimo" Trovador, que no es otro que Don Mendo, con la barba rapada y la melena tan larga y tan rubia que nadie le reconoce, aparece en el campamento de la Corte, donde enamora a todas las mujeres.
El de Toro y el de Manso acuden a al Cueva de Algodor, lugar de cita de todos los enamorados, al acecho de la infiel. Allí van llegando: el Rey tras Magdalena; Magdalena y la Reina tras el Trovador; la mora Azofaifa dispuesta a liquidar a sus rivales y, con todos ellos, Don Mendo, mejor dicho, el Trovador, que cree llegada la ocasión de su venganza..." [MERCURY FILMS]

Añoranzas

A la espera de que mañana comiencen las II Jornadas de literatura y cine, es inevitable que la memoria nos traiga los gratos recuerdos de la cita anterior. Ya hace más de un año de las I Jornadas, pero no por ello nos hemos olvidado de Elena García, Fran González y La gata sobre el tejado de zinc, de Rafael Herrera, David Leo García y El perro andaluz, de Marta García, Melania Sánchez y Los santos inocentes, y de otros tantos que pusieron su granito de arena en aquellas tardes de abril de fotogramas y letras.







martes, 3 de mayo de 2011

Bienvenidos a las II Jornadas de literatura y cine


Es un placer dar la bienvenida a este blog que versará sobre las vivencias relacionadas con las Jornadas de Literatura y Cine celebradas en la Universidad de Málaga.

Aquí os dejo el cartel de las II Jornadas, que se celebrará el próximo 10 y 11 de mayo de 2011.

Un saludo a todos en nombre de los organizadores.