La primera sesión de nuestras IX Jornadas de Literatura y Cine ha
estado protagonizada, en esta ocasión, por Miguel Dávila Vargas-Machuca
(Universidad Internacional de Andalucía) y por la malograda Juana la
Loca.
Dávila ha realizado en su intervención un completo y
detallado recorrido por las películas españolas que han centrado su
atención en la tan célebre como enigmática figura de la reina Juana I de
Castilla —nombre casi olvidado en favor de su sobrenombre—, la cual
nunca llegó, por cierto, a reinar, ya que quienes la rodeaban lograron
anularla totalmente, aduciendo que padecía serias enajenaciones mentales
y que, por lo tanto, estaba incapacitada para gobernar. No obstante,
nuestro conferenciante ha puesto en tela de juicio esta asunción,
destacando que, a fin de cuentas, la historia también es una
reconstrucción de los hechos, una recreación, si bien verosímil, no
siempre fidedigna; en este caso, no existe realmente ningún documento
que acredite su locura y, aun asumiendo que esta fuese cierta, está
claro que, desde luego, tenía motivos sobrados para sufrirla, siendo el
principal de ellos, cómo no, las desavenencias con su marido, Felipe el
Hermoso. Asimismo, ha valorado mucho más su figura humana, es decir,
como mujer, que como reina y ya casi leyenda española.
Para la
mayor parte de los filmes que Miguel Dávila ha comentado, hay, en una u
otra medida, de forma directa o indirecta, un sustrato literario, en
este caso teatral: el de Manuel Tamayo y Baus, La locura de amor, pieza
estrenada en 1855 que se conserva solo de manera fragmentaria. Así, por
ejemplo, encontramos, haciéndose eco del propio título de Tamayo y Baus,
Locura de amor (1948), película dirigida por Juan de Orduña que contaba
con Aurora Bautista en el papel de Juana la Loca y que cosechó un gran
éxito de taquilla. Otra de las versiones más populares es la de Vicente Aranda,
Juana la Loca (2001), una suerte de remake encarnado, esta vez, por
Pilar López de Ayala. Se trata, en su opinión, de una de las mejores
interpretaciones que se han hecho del personaje, pues sobresale por la
insistencia clamorosa y ardiente de Juana en ser la esposa de Felipe,
con todas sus consecuencias. Sin embargo, no todos los filmes han sido
realizados en clave seria, por lo que debe ser traída a colación la
parodia de la época de la transición titulada Juana la Loca… de vez en
cuando (José Ramón Larraz, 1983), en la cual aparecían, interpretando
con comicidad sus papeles, Lola Flores, Beatriz Elorrieta y Jaime Morey.
Seguidamente, ha hablado Dávila de La corona partida (2016),
que sirve de interludio y de conexión entre la serie Isabel —en la cual
había aparecido ya nuestra protagonista— y la serie Carlos, rey
emperador, que no obtuvo, a la sazón, una gran acogida por parte del
público. Por último, en las conclusiones, ha querido recalcar Miguel
Dávila cómo ha ido evolucionando el personaje de Juana la Loca a lo
largo de sus diversas representaciones en el marco del séptimo arte,
cambiando sustancialmente, según el momento histórico, el modo en el que
ella trataba a los demás y ella misma era tratada por el resto, puesto
que, como ha apuntado nuestro conferenciante, cuando el cine recrea el
pasado en la pantalla, posee una doble historicidad: por un lado, la que
se refiere al tiempo pasado; por otro, la que remite, de forma más o
menos declarada, al tiempo presente.
Crónica de Pedro J. Plaza
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Patrimonio Literario y Lingüístico Español
Departamento de Filología Española I,
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