En la última sesión de las Jornadas tuvimos la oportunidad de contar con la presencia del director de cine Manuel Martín Cuenca y el guionista Alejandro Hernández, artífices de ‘Caníbal’ (2013), largometraje basado en la novela ‘Caríbal’ de Humberto Arenal.
De manera introductoria, antes de la proyección de la
película, Hernández contó cuál fue el punto de partida de este proyecto, que
comenzó a esbozarse en Cuba, su país de origen. El escritor siempre sintió
curiosidad por las historias que le contaba su tío sobre los “caríbales”, personas
caníbales que vivían en tribus del Caribe; y muchos años más tarde, la estrecha
relación con el escritor Humberto Arenal le llevó al planteamiento de la adaptación
de ‘Caribal’.
El director de la película,
Martín Cuenca, especificó que Caníbal se sitúa en España y no en Cuba
(emplazamiento original de la novela), porque
cree que Europa también entiende mucho de barbarie, un asunto que no solo está exclusivamente
ligado a las sociedades consideradas en menor desarrollo. Y sobre el proceso de
adaptación, añadió: «Para
Alejandro y para mí este guion fue una auténtica escuela de escritura. Fue el
guion más difícil que habíamos escrito nunca, dimos muchos palos de ciego,
costó muchas versiones, tratando de encontrar los personajes. Yo me siento un
poco escritor-guionista después de haber hecho ‘Caníbal’, cosa que antes no me
sentía». El profesor Rafael Malpartida, al hilo de las palabras de Martín Cuenca, aprovechó para recomendar el guion de ‘Caníbal’, editado en la colección Espiral gracias al proyecto Setenta Teclas.
Rafael Malpartida, Manuel Martín Cuenca y Alejandro Hernández |
Tras
el visionado de ‘Caníbal’, uno de los aspectos que más llamó la atención de los
asistentes fue la ausencia de “música de fondo”. El director aclaró que esto no
es extraño en el cine contemporáneo, que no usa música extradiegética, solo la
que está dentro de la historia, la música diegética. «Me molesta en general, en el cine
convencional, que la música actúe como subrayado emocional de lo que el
espectador tiene que estar pensando. Quise
hacer una banda sonora con los sonidos, y trabajamos mucho en que hubiera una
música interna, orgánica. Yo quería hacer una película que no engañara, o mejor
dicho, que no engatusara al espectador», respondió Martín Cuenca.
Como no podía ser
de otro modo, el trabajo de iluminación también suscitó curiosidad entre el
público, en concreto, la escena donde la niebla toma protagonismo. En cuanto a
ello, el director destacó la importancia que para él tiene la estética: «Para mí una película no cuenta la realidad, es
la representación de una historia, y hay que buscar una belleza. El cine no es
narrativo, bebe mucho de la pintura, me interesan mucho los aspectos físicos y
matéricos de la pintura, y transmitir una atmósfera más allá de lo que dice el
texto. Creo que todo el equipo hizo un gran trabajo para llegar a esa atmósfera
que tiene la película».
Además, quiso compartir una especial anécdota sobre la escena comentada: «Rodamos la escena en la Semana Santa de Granada
del año 2013 y había un tiempo de perros, llovía y nevaba continuamente,
tuvimos una semana terrible, donde no pudimos rodar prácticamente nada. Cerraron
la carretera y no podíamos acceder de la cantidad de nieve que estaba cayendo. El
día que por fin subimos, pienso que la naturaleza nos regaló esa atmósfera.
Estábamos allí y de repente apareció esa niebla. Me emocioné dando órdenes, y
rodamos lo más rápido posible, en una hora y media. No teníamos dinero para
crear esa niebla. Pienso que el no renunciar, el subir día tras día, hizo que
al final se cumpliera, fue como un regalo de la naturaleza. La escena es un
poco fruto de la casualidad».
Retomando de
nuevo el guion, se planteó lo siguiente: ¿Cómo se escribe un guion como el
de ‘Caníbal’, donde se hace un vaciado del personaje y de la historia, para que el
espectador componga la película con pocas
pinceladas? Martín cuenca contestó: «El guion fue muy complejo, nos llevó mucho
tiempo encontrar el camino, y en él exploramos el personaje. Construimos mucho
que luego borramos, no queríamos dar un personaje masticado. ¿Que por qué hace
lo que hace? Piénsalo tú. Podría ser un vecino mío, y es muy desasosegante. La ambigüedad,
la interpretación personal por parte del espectador, que las cosas no tengan un
sentido claro, es lo que construye las obras interesantes». Alejandro Hernández añadió que no es una
película de respuestas, sino de preguntas: «Nosotros escribimos hasta la primera vez que
el protagonista mata, cuando era joven, pero esa parte no aparece».
La interpretación
del actor Antonio de la Torre, que encarna un personaje frío, distante y sin remordimientos,
también fue comentado. Martín Cuenca contó que Carlos tiene ese punto espeluznante,
de culpabilidad cero, y sobre el trabajo del actor dijo: «Antonio me preguntó si quería que conociera a
algunos asesinos en la cárcel, porque le gusta mucho el trabajo de campo, y yo
le dije: no, sastre y a misa.
Antonio se centró
y aprendió durante 3 meses, cogió la mayor destreza posible y de esa manera fue
vaciando su cabeza hasta que se quedó en el estar y el hacer. Al final actúa
desde el inconsciente, no desde la intelectualidad de la película».
Respecto a una de
las cuestiones más discutidas cuando se habla de adaptación, la fidelidad o infidelidad,
Malpartida preguntó: «¿Si
hubierais escogido un best seller, lo
habríais hecho de la misma manera?» El director fue claro: «Deberíamos, pero otra cosa es que se pueda. Yo
creo que hay que faltar al respeto a la letra de la novela para mantener el
espíritu». Alejandro Hernández habló desde su modo de
ver el trabajo de adaptación: «Te
tienes que quedar con aquello esencial que te estimula para poderlo hacer. De
lo contrario, intentas justificar todo en la historia. Eso es uno de los
grandes retos de las adaptaciones, saber elegir. Porque hay una esencia que a
veces de entrada no la ves. Si le coges miedo al libro, ya empiezas mal. Y el
problema también es que los autores son muy puñeteros, porque es muy difícil
entender que nos vamos a otro lenguaje, y en el cine es muy importante la
sutileza».
En cuanto a los
referentes cinematográficos, para Martín Cuenca «siempre hay películas que te influyen consciente
o inconscientemente. Hitchcock, Buñuel y Haneke, películas como ‘La Tía tula’...
todas están ahí revoloteando de manera que al final salen». Respecto al procedimiento de adaptación y qué
cosas se mantienen de la novela, el director confesó que trabaja mucho desde el
inconsciente: «Yo no vuelvo
nunca a la novela, La flaqueza la leí
una vez o dos, subrayada. Lo importante es aquello que se te queda sin saber
muy bien que se te ha quedado. Esa voz interior de lo que tiene que permanecer y
no sabes. Es encontrar una voz conjunta que no es ni la suya ni la mía, y lo
haces de forma inconsciente. Creo que hay que empaparse, dejarse llevar y que
salga lo que tenga que salir».
Sobre este asunto,
Hernández quiso contar una anécdota: «Arenal no pudo ver la película, porque
falleció cuando estábamos con el proceso del guion. Poco antes lo visitamos, y
nos dijo: “A mí lo que más curiosidad me da de todo es ver qué habéis hecho con
el perro”. Manolo me miró, entonces entendí que él tampoco se acordaba del
perro. Le dije a Humberto que se había solucionado de tal forma que no iba a
notar la diferencia».
Actualmente, Martín
Cuenca y Alejandro Hernández se encuentran inmersos en un nuevo proyecto. Según
desveló el director: «Es
sobre ‘El móvil’, de Javier Cercas, la primera que publicó. Esta adaptación también
la estamos cambiando tanto, que el productor nos dijo: Joder, ¡si lo sé no
compro los derechos!».
El encuentro dio
lugar a numerosas anécdotas y valiosas reflexiones sobre el ejercicio de la
profesión literaria y cinematográfica.
Por último, esta sesión de clausura se cerró con el agradecimiento de Rafael Malpartida Tirado, en nombre propio y en el de Manuel España Arjona, como directores de las Jornadas, a las entidades que junto al Máster en Gestión del Patrimonio Literario y Lingüístico Español han contribuido a que lleguen a buen puerto: el Vicedecanato de Calidad y Espacio Europeo de la Facultad de Filosofía y Letras, y el Dpto. de Filología Española, Italiana, Románica, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Málaga.
Alejandro Hernández firmando un ejemplar del guión de 'Caníbal' |
Manuel Martín Cuenca firmando un ejemplar del guión de 'Caníbal' |
Por último, esta sesión de clausura se cerró con el agradecimiento de Rafael Malpartida Tirado, en nombre propio y en el de Manuel España Arjona, como directores de las Jornadas, a las entidades que junto al Máster en Gestión del Patrimonio Literario y Lingüístico Español han contribuido a que lleguen a buen puerto: el Vicedecanato de Calidad y Espacio Europeo de la Facultad de Filosofía y Letras, y el Dpto. de Filología Española, Italiana, Románica, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Málaga.
Expresó también
su gratitud a la Librería Proteo, que nos ha dedicado un escaparate en sus
instalaciones y nos ha acompañado durante las Jornadas con una selección de
libros relacionados con nuestro programa; y finalmente, muy en especial a quienes
han hecho que cobre sentido este evento: nuestros invitados de lujo, Guillermo
Alcalá-Santaella, Sonia Madrid, Isabel Sánchez Castro, Alejandro Hernández y
Manuel Martín Cuenca, que nos han deleitado con sus espléndidas explicaciones
sobre el arte de la adaptación; al equipo de organización, formado por María
José Moreno, Isabel Sánchez Castro, Marta García Villar, Paqui Castillo, José
Manuel Herrera, Julia Andrades, Lucía Morillo y Laura Carneros, cuya eficiencia
y entrega han sido encomiables; y, por supuesto, al público que ha llenado el
salón de actos estas tres tardes, al que invitó, aproximadamente
dentro de un año, a que acudiera a este mismo lugar para que reflexionemos todos de nuevo, ya
por séptima ocasión, sobre las fascinantes relaciones entre la literatura y el
cine.
Organizadas por:
Máster en Gestión del Patrimonio Literario y Lingüístico Español
Departamento de Filología Española I, Filología Románica y Filología Italiana
Vicedecanato de Calidad y Espacio Europeo de la Facultad de Filosofía y Letras
Colabora: Librerías Prometeo
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