De la mano de Isabel Sánchez, guionista y profesora de la ECAM, el segundo día de las Jornadas tuvimos la presencia de Poe, Salinger, Jules Dassin y Juan Antonio Bayona. La selección de estos autores permitió contrastar dos formas muy distintas de adaptar un texto literario al cine. Una de las diferencias principales y más evidentes entre las obras presentadas era la época en que fueron realizadas. En primer lugar, Isa Sánchez escogió ‘El corazón delator’ (1941), un cortometraje de Jules Dessin basado en el relato homónimo de Edgar Allan Poe. Después de oír la lectura dramatizada de Pepe Mediavilla y visionar la película, Sánchez comentó que existen muchas y muy diversas adaptaciones; pero se decantó por esta en particular porque mantiene una de las características esenciales del personaje en el cuento de Poe: la agudeza auditiva. Siendo así, el filme da especial relevancia a los sonidos: «Se escribe la adaptación mediante el oído, y prescinde de la voz en off. De este modo todo gira en torno a los sentidos. Es un relato cinematográfico donde prima lo sensorial frente a lo narrativo», destacó Sánchez.
Rafael Malpartida e Isabel Sánchez |
Otra de las
diferencias más notorias, es la aportación de elementos narrativos como la
motivación, es decir, por qué el protagonista de Dessin mata al viejo. Mientras
que en el cuento esto se especifica vagamente, Sánchez comentó que en la
película debía estar muy justificado: «Tiene que haber un objetivo, un enemigo
muy evidente. De algún modo, el público cinematográfico espera algo muy claro,
no porque sí. Desde el principio el viejo trata mal al protagonista, es un
hombre que se merece morir. Los motivos del asesinato son mucho más explícitos
que en el relato». El homicidio
razonado, causal, da lugar a que el protagonista sea presentado como alguien
cuerdo que se vuelve loco tras matar al viejo; mientras que el narrador de Poe,
que no tiene motivos de peso para matar, ya está loco desde un principio. Isa
Sánchez, además, añadió que en el cortometraje apenas cuenta con la
construcción del público: «El subtexto es aquello que ocurre sin que se vea ni
se hable de ello. Y hay varios momentos en el corto donde el subtexto queda
desvelado totalmente, por ejemplo, el punto exacto en que él decide matar al
viejo». Además, la intencionalidad del cortometraje queda patente al comienzo: «La
frase bíblica que introduce el corto hace referencia a la conciencia, mientras
que Poe no hace una valoración moral», explicó la guionista.
En la
segunda parte de la Jornada, Isabel Sánchez se encargó de leer ‘El hombre que
ríe’, de J.D. Salinger, y presentó el cortometraje de Juan Antonio Bayona, ‘El
hombre esponja’ (2002). En esta ocasión el público mostró más entusiasmo y
empatía, quizá también dada por un lenguaje cinematográfico más cercano, porque
como dijo el profesor Rafael Malpartida: «En este cortometraje ya se nota que
Bayona estaba cogiendo carrerilla hacia una propuesta con vistas a lo
internacional». Respecto al estilo, Isabel Sánchez apuntó: «Bayona apuesta por
un relato más amable, hollywoodiense. Con el personaje de Onion girl, por ejemplo, deja claro que las cosas de las que se
están hablando en la ficción y en la realidad son lo mismo, mientras que el
relato del hombre que ríe es más sombrío y más duro».
Otra de
las cosas que adapta o reinterpreta Bayona, es el espacio-tiempo: mientras que
el relato de Salinger trascurre en Nueva York, en 1928, la historia de ‘El hombre esponja’
tiene lugar en España, en lo que parecen ser los años 80, introduciendo
elementos clave de manera inteligente, sin que provoquen extrañeza en el
espectador, sino todo lo contrario. Pero además de la idea central, el director
recupera algunas escenas clave, y como dijo Sánchez: «Mantiene cosas que son
oro para el cine, momentos muy cinematográficos, como cuando ‘El jefe’ y
Socorro discuten en el campo, lejos de los niños, y el protagonista solo se
imagina lo que está pasando». El profesor Malpartida quiso hacer un apunte en comparación
con la obra más conocida de Salinger: «Bayona además recupera la idea del
relato iniciático que aparece en ‘El guardián entre el centeno’, y conecta muy
bien con el público».
Con estas dos propuestas tan diferentes, Isabel Sánchez propició que los asistentes pudieran comprobar que existen infinitas maneras de adaptar un texto al cine. Cerró así, con su interesante análisis, el segundo día de las Jornadas dedicado a la adaptación del cuento al cortometraje.
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