Todo empezó con Un perro andaluz, una obra que abandonaba las ataduras de lo moral para, según palabras de su director, "provocar en el espectador reacciones instintivamente de atracción o repulsión". La poesía más vanguardista e irracional se materializaba en imágenes de la mano de Buñuel y Dalí.
La triste realidad histórica de los oprimidos y los opresores que Delibes reflejó en su magnífica obra saltó a la gran pantalla con la dirección de uno de los mejores adaptadores de nuestro país: Mario Camus. Los santos inocentes fue la protagonista indiscutible de la segunda sesión de nuestras jornadas.
Tenesse Williams y Richard Brooks bajaron el telón de este encuentro con un clásico cinematográfico que alcanzó la inmortalidad gracias a la exquisita adaptación de sus profundos diálogos y a la química interpretativa de la pareja protagonista: la mirada seductora de Paul Newman y los bellos ojos violeta de Elizabeth Taylor.
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